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Ecodiseño: los plásticos en constante búsqueda de la virtud
El ecodiseño, que responde a una definición precisa y bastante compleja, es crucial para cualquier enfoque que aspire a ser ecorresponsable, y constituye uno de los pilares de la economía circular. Su propósito es aportar virtuosidad a los plásticos en cada etapa de su ciclo de vida, desde los materiales en sí mismos hasta la gestión al final de la vida útil de los productos. Una revisión detallada.
Ecodiseño: los plásticos en constante búsqueda de la virtud
Ecodiseño: los plásticos en constante búsqueda de la virtud

El ecodiseño, un desafío importante para los envases de plástico

Los envases de plástico, especialmente porque en muchos casos son de un solo uso, no gozan de buena reputación. Sin embargo, su eficiencia es tan notable que siguen siendo imprescindibles. Permiten conservar los alimentos por más tiempo, preservando su sabor y calidad, y protegiéndolos de los microbios y de cualquier contaminación microbiológica. Al aumentar en promedio tres veces el período de conservación de los alimentos, son una herramienta clave en la lucha contra el desperdicio de alimentos. Robustos y resistentes a los golpes, transportan, almacenan y protegen una multitud de productos o alimentos frágiles. En el ámbito médico garantizan la esterilidad y la limpieza de los equipos, todo ello a un precio asequible.

© Freepik

Es difícil prescindir de los envases de plástico debido a que garantizan unas condiciones de conservación perfectas. Aunque aún es frecuente encontrarlos en formatos de un solo uso, la mayoría son relativamente fáciles de reciclar

Resolver la cuadratura del círculo

Reducir el impacto de los envases en el medioambiente haciéndolos más ligeros, reutilizables, reciclables, reciclados y duraderos es un verdadero desafío, no solo desde una perspectiva medioambiental, sino también económica. A los fabricantes, en colaboración con los productores de materiales plásticos, les corresponde encontrar soluciones eficaces e innovadoras para minimizar al máximo el impacto de los productos, preservando al mismo tiempo su rendimiento.

Existente desde los albores de la humanidad, la reutilización vive un resurgimiento, especialmente en la industria cosmética. El producto (una crema, por ejemplo) se comercializa dentro de un cartucho extraíble acoplado a un estuche con un diseño atractivo. Una vez agotado el producto, el consumidor solo tiene que comprar un cartucho de recambio y adaptarlo al mismo estuche que habrá conservado.

© Faca

La reutilización de envases es de rabiosa actualidad. Ahora son muchos los fabricantes de cosméticos que ofrecen recargas ecológicas.

La marca Asquan, por ejemplo, ofrece un recambio hecho de polipropileno que se asemeja a un acordeón. Después de colocarlo, basta con presionar un pequeño botón en la parte superior del estuche para dispensar la crema. Una vez vacío, el recambio puede ser reciclado. La empresa española Faca Packaging ha ido un paso más allá, al comercializar unos estuches magníficos hechos de PMMA reciclado. (Para más ejemplos, consulte nuestro artículo sobre envasado).

La botella de agua es, sin lugar a duda, el envase de plástico más emblemático. Al igual que muchos de sus competidores, el fabricante austriaco de envases Alpla ofrece desde hace algunos años botellas de PET 100 % reciclables y que ya contienen material reciclado (en este caso, un 30 %). Su última innovación es una botella reutilizable y retornable para la marca Vöslauer (ver nuestra entrevista).

© Alpla

La empresa austriaca Alpla ahora ofrece una gama de botellas reciclables y reutilizables.

El tapón: ¡un detalle nada desdeñable!

A partir del mes de julio de este año, una directiva europea obligará a los fabricantes de botellas a sujetar los tapones a las botellas de plástico para que no sean desechados por separado. El objetivo principal es evitar que estos tapones terminen en la naturaleza o en las playas. Esta medida representa un primer ejemplo de diseño ecológico en la lucha contra el vertido de residuos al medioambiente.
Otro beneficio más convencional de la medida es que los tapones sueltos que, hasta ahora, en el mejor de los casos, pasaban desapercibidos en los centros de triaje, terminen su vida en incineradoras. Era una lástima, ya que estos tapones de polietileno de alta densidad (HDPE) o polipropileno (PP) son un recurso valioso para los recicladores de polímeros, que ahora podrán recuperar.

© Freepik

A partir del mes de julio, todos los tapones deberán estar sujetos a sus botellas. Este es un detalle nada desdeñable, ya que implica menos tapones en la naturaleza y más tapones reciclados

La empresa irlandesa Smurfit Kappa se interesó por el Bag-in-Box®, una bolsa de polietileno flexible equipada con un grifo y colocada dentro de una caja de cartón. Hasta entonces, el grifo tenía una lengüeta desprendible para garantizar la seguridad del producto. Esta lengüeta solía ser desechada junto con la basura doméstica. La empresa revisó el diseño del grifo a fin de eliminar la lengüeta y diseñó un sistema mecánico unido al grifo que garantiza la integridad del producto. El fabricante de envases logró crear un diseño en el que tanto el grifo como la bolsa están hechos con el mismo polímero (polietileno).

Monomateriales: la conquista del Santo Grial

© Smurfit Kappa

La empresa irlandesa Smurfit Kappa ha logrado reinventar los grifos de los Bag-in-Box® prescindiendo de la lengüeta desmontable sin comprometer la seguridad del producto.

Los envases llamados monomateriales (hechos de un solo material) son más fáciles de reciclar, ya que deja de ser necesario separar sus componentes. Al pasar a un envase monomaterial, Smurfit Kappa ha facilitado su reciclaje. Ya no es necesario separar el tapón del envase, sino que el conjunto puede ser incorporado al flujo de reciclaje del polietileno.

 

Librarse de los multimateriales manteniendo las mismas propiedades no es una tarea fácil, ya que cada capa cumple una función de barrera diferente, dependiendo del producto a contener y proteger (anti-rayos UV, antioxidante, antihumedad, etc.). Todo se reduce a la proporción de aditivos y cargas, o a la orientación de las fibras. Se necesitan numerosas pruebas para desarrollar el producto adecuado y poder comercializarlo.

Las innovaciones de la empresa española Rotorprint son particularmente notables. El año pasado, presentaron a la industria farmacéutica un blíster completamente nuevo para envasar cápsulas y pastillas. Hasta entonces, estos blísteres no eran reciclables porque estaban compuestos por una lámina inferior de PVC o PVDC y una lámina de aluminio como cobertura.

Su nuevo blíster es 100 % de PET y cumple con los requisitos de los centros de reciclaje. Es transparente y cuenta con un sistema de apertura que permite al usuario sacar la pastilla con la misma facilidad que con el aluminio. En cuanto a las propiedades de barrera (oxígeno y vapor de agua), son las mismas que las de los blísteres clásicos.

© Rotorprint

La empresa española Rotorprint, por su parte, ha logrado prescindir de la tradicional cobertura de aluminio para sus envases de medicamentos. Ahora, al estar fabricado completamente en PET, es fácilmente reciclable.

Desde este año, propone una nueva película destinada a la fabricación de estuches también para la industria farmacéutica. Hasta ahora, estas películas estaban compuestas por varias capas (aluminio, papel, poliéster, polietileno).

Para asegurar las mismas funciones y garantizar la misma conservación de los productos, esta empresa española ha diseñado una película compuesta por dos capas de polipropileno y una capa de polietileno, dos polímeros de la misma familia (las poliolefinas) y, por lo tanto, asimilables a un monomaterial. Este producto debería encontrar numerosas aplicaciones en el campo de los suplementos alimenticios e incluso de la parafarmacia.

 © Rotorprint

Rotorprint, siempre a la vanguardia de la innovación, también se ha interesado por los estuches de medicamentos. Los últimos desarrollos son asimilables a un monomaterial y, por lo tanto, también son reciclables.

Cabe mencionar, por último, el ejemplo de la empresa alemana Rainett, conocida por sus productos de limpieza respetuosos con el medioambiente. Es una de las pioneras en sistemas de recarga (consultar el artículo sobre reutilización) y lanzó en 2021 el primer envase de recarga ecológico hecho de PET reciclado. Dos años después, integró en sus botellas un pulsador completamente reciclable fabricado en polipropileno (del cual cerca del 30 % proviene del reciclaje). Totalmente reciclable, no contiene ningún material que dificulte la clasificación, como resortes metálicos, ni ningún colorante. Además, con un peso un 18 % menor que sus competidores, reduce la carga de los camiones de entrega. Es un enfoque de ecodiseño bien entendido, que reduce varios de los efectos del producto en diferentes etapas de su ciclo de vida.

 

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