Colchones hechos de CO2
Después de varios años de I+D, Covestro ha logrado, en colaboración con un equipo de científicos, desarrollar un proceso que utiliza el CO2 de gases residuales industriales para fabricar poliol, uno de los dos componentes básicos del poliuretano. Hasta ahora, el poliol de la espuma de poliuretano utilizada, por ejemplo, en los colchones, procedía de combustibles fósiles.
Plásticos más verdes gracias al CO2
El proceso, denominado Cardyon, utiliza un catalizador −un polvo blanco− que propicia la reacción entre el CO2, una molécula de muy baja energía, y grupos epoxi altamente energéticos. Gracias a la unión de estas moléculas, es posible reemplazar una parte de los componentes de origen petroquímico utilizados tradicionalmente en este tipo de materiales.
Ahorro de recursos y mejora de la circularidad
Este modo de capturar CO2 transformándolo en poliol no solo reduce la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera –solo en 2020 se liberaron a la atmósfera un total de 34 000 millones de toneladas− sino que además preserva unos recursos tan valiosos como los combustibles fósiles. Un estudio de la universidad de Aquisgrán ha demostrado que la producción de 1 kg de poliol Cardyon, compuesto en un 20 % por CO2, reduce las emisiones en un 18 %, si lo comparamos con un poliol de origen 100 % petroquímico.
Una materia prima alternativa que ya está presente en varios mercados
Lanzado hace más de 10 años, el proyecto ha incluido la instalación de una planta piloto en Dormagen, en Alemania, que produce 5000 toneladas al año de Cardyon sostenible a partir de CO2 residual procedente de una planta de producción de amoníaco cercana. Se comercializa bajo la marca que lleva el mismo nombre.
Inicialmente utilizada en colchones y muebles tapizados como sofás y butacas, actualmente podemos encontrar esta espuma en interiores de vehículos, materiales aislantes, pavimentos deportivos e incluso zapatos y calcetines.
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