Una retina de hidrogel
Vanessa Restrepo-Schild, estudiante e investigadora en el departamento de Química de la Universidad de Oxford, de 24 años, ha desarrollado recientemente una retina sintética que podría devolver la esperanza a las personas con discapacidad visual.
Hasta ahora, la investigación en el campo de las retinas artificiales se había centrado en materiales duros y rígidos. La nueva retina, que imita con fidelidad el proceso que lleva a cabo la retina humana, ha utilizado por primera vez con éxito tejidos biológicos y sintéticos desarrollados en un laboratorio. El estudio podría revolucionar el sector de los implantes biónicos y conducir al desarrollo de tecnologías menos invasivas que se parecen más a los tejidos del cuerpo humano, ayudando a tratar enfermedades oculares degenerativas como la retinosis pigmentaria.
La réplica de la retina se compone de gotitas de hidrogel (un polímero blando y flexible compuesto por agua en un 90 %) y proteínas biológicas de la membrana celular. Mediante un mecanismo análogo al de las verdaderas células de la retina, las células sintéticas pueden detectar la presencia y los cambios de luz para convertir esa información en señales eléctricas, creando una imagen en escala de grises. «El material sintético puede generar señales eléctricas que estimulan las neuronas en la parte posterior del ojo, igual que la retina original», explicó Vanessa Restrepo-Schild.
Hasta la fecha, la retina sintética solo ha sido probada en un entorno de laboratorio. El siguiente paso decisivo, cuyo objetivo será demostrar que el material funciona del mismo modo que un implante biónico, consistirá en explorar sus posibles usos con tejido vivo y, posteriormente, ensayar la capacidad del material para reconocer varios colores y, posiblemente, también formas y símbolos.