Nuestro objetivo: valorizar todos los plásticos agrícolas al final de su vida útil
APE responde a las siglas de Agriculture Plastics Environment y es una asociación de ámbito europeo. Háblenos de sus misiones.
Se trata en efecto de una asociación que reúne diferentes empresas y organizaciones relacionadas con los plásticos agrícolas (o agroplásticos) excluyendo los embalajes. Nuestro ámbito de acción concierne principalmente las diferentes películas de empajado, de invernadero y de ensilaje, las mallas de protección, así como los cordeles. Nuestro objetivo consiste en apoyar y promover la utilización de los plásticos agrícolas en cuanto que excelentes impulsores de la optimización de la calidad y el rendimiento agrícola, pero también, sobre todo, poner en marcha esquemas a escala nacional con vistas a reciclar estos plásticos en todos los países europeos. En otras palabras, se trata de poner en marcha una estrategia europea en pro de una utilización sostenible de los plásticos en la agricultura y reducir así el impacto medioambiental de la producción agrícola.
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Justamente, entre el público general se cuestiona a veces el interés de utilizar plásticos en la agricultura. ¿Es realmente necesario?
Podríamos dejar de usarlos, pero el rendimiento se vería enormemente afectado. La producción caería al instante en un 60 % y resultaría realmente complicado alimentar la población en constante crecimiento. Además, y esto es muy importante, la contribución de los plásticos agrícolas en la ecología es muy positiva puesto que, gracias a ellos, los cultivos necesitan menos insumos (fertilizantes y productos fitosanitarios), menos agua y, sobre todo, menos energía al reducir la necesidad de calefacción de los invernaderos. Resulta evidente que señalar a los plásticos es, cuando menos, simplista.
¿Qué relevancia tiene el sector de los plásticos agrícolas en Europa?
Este sector representa alrededor de 720 000 toneladas anuales. Es decir, aproximadamente el 1,5 % de la demanda global de plásticos. Hay tres polímeros que entran en la composición de cerca del 99 % de los plásticos agrícolas: el polipropileno y los polietilenos de alta y baja densidad.
Tanto enriquecidos con aditivos que los hacen más flexibles, más opacos o más resistentes, como sin ellos, son materiales cuyas técnicas de reciclaje están plenamente desarrolladas. Podemos encontrar también polímeros de origen biológico o biodegradables como el PLA o el PBAT (tereftalato de adipato de polibutileno) principalmente en cordeles o películas de empajado biodegradables en el suelo. Si bien todavía son muy minoritarios, su presencia está aumentando progresivamente. |
Entonces, estos polímeros son fácilmente reciclables, pero... ¿es igualmente fácil implantar un esquema eficaz?
Lamentablemente, no en todos los casos... A grandes rasgos, se puede afirmar que hay dos grandes familias de plásticos agrícolas: los primeros se destinan al ensilaje, el revestimiento de invernaderos o incluso a la confección de almiares y balas de forraje. Si bien tienen una larga vida útil (un año o más), no se encuentran en contacto con la tierra, a diferencia de la segunda familia: las películas de empajado y lonas de cobertura. Aunque la naturaleza de sus polímeros es bastante similar, los del segundo grupo suelen tener restos de minerales, tierra y agua después de su utilización. Además, su vida útil es bastante corta, del orden de algunas semanas o meses, que es el tiempo que tarda el cultivo en madurar.
Estas películas con suciedad son las que plantean problemas dado que, una vez usadas, su peso puede ser hasta cuatro veces mayor que el peso original. Numerosos recicladores las rechazan ya que el proceso de limpieza reduce la rentabilidad o incluso la anula. Hace veinte años habíamos logrado organizar nuestros esquemas y los productos recogidos se reciclaban exclusivamente en Europa.
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Sin embargo, en 2013 y posteriormente en 2016, las autoridades chinas frenaron repentinamente estas importaciones, no querían convertirse en el «reciclador» de los otros países. Como consecuencia, los recicladores europeos empezaron a absorber las cantidades que hasta entonces se trataban en Asia (tres millones de toneladas) que fueran poco sucias y de bajo coste. Dejaron fuera, por lo tanto, a las películas agrícolas, que no se ajustaban a estas características.
Tuvimos que replantear nuestro esquema, comenzando por una etapa de I+D para mejorar la calidad1 de los plásticos agrícolas a fin de que fueran nuevamente aceptables para la industria del reciclaje. Entretanto, hemos recuperado una práctica que no deseábamos retomar: el enterramiento técnico. Esto concierne, solo en Francia, a unas 10 000 toneladas de plásticos al final de su vida útil. Cabe señalar, no obstante, que la valorización energética sigue siendo una opción. De hecho, esta se aplica a los plásticos agrícolas desde hace tiempo en los países del norte de Europa, mientras que en el sur se prefiere el reciclaje mecánico. Es realmente desafortunado teniendo en cuenta que habíamos logrado organizar nuestros esquemas de reciclaje de forma muy satisfactoria, especialmente en Francia, que se mostraba como un ejemplo a seguir. No obstante, actualmente esto sigue siendo así.
1 Véase el programa de reducción de los residuos en origen: RAFU y biodegradable
¿Qué impacto han tenido en la recogida estas medidas adoptadas por China?
La recogida es imprescindible para el agricultor, que necesita deshacerse de estos plásticos usados para liberar el espacio donde almacenará la nueva cosecha. Tanto los volúmenes recogidos como los índices de recogida han seguido aumentando, incluso después del cierre de la China a los desechos con suciedad.
¿Cuáles son los índices de recogida actuales?
Estos dependen de tres parámetros: la antigüedad del programa y la organización de los territorios, el volumen por explotación y las posibilidades de reutilización. El índice varía entre el 25 % y el 95 %, con un valor medio global después de cinco años del 70 %. A nivel individual, la recogida de los plásticos usados es ante todo un servicio orientado al agricultor, que lo utilizará siempre y cuando sea un servicio accesible, represente un beneficio económico y no existan soluciones alternativas. Los operadores de recogida como Adivalor en Francia o RIGK en Alemania desarrollan así herramientas adaptadas a las necesidades locales: sistema de recogida, cobertura territorial, puntos de reagrupamiento, recogida móvil o combinada, sacos de recogida, apoyo a los puntos de recogida, aplicaciones digitales... las posibilidades son casi infinitas y dependen de las condiciones específicas en cada lugar.
A nivel colectivo, todos los Estados miembros deben fomentar la puesta en marcha de programas de recogida específicos si desean cumplir los objetivos de la Comisión Europea y dar respuesta al desafío medioambiental. En algunos países, estos objetivos ya se han alcanzado y superado (Irlanda, Suecia, Francia...). Respaldado por esta experiencia, el sector de los plásticos agrícolas tiene un enfoque proactivo y movilizador. |
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¿Cómo se articulan sus esquemas de reciclaje?
Son diferentes según el país. Por ejemplo, Francia, Suecia e Irlanda llevan una ventaja considerable, Alemania tiene unos programas más recientes, y el Reino Unido está en una fase incipiente. Por este motivo, es difícil generalizar a escala europea. En todos los casos, nuestros esquemas se apoyan en el conjunto de la cadena de valor o de la comunidad relacionada con los plásticos agrícolas: los productores de polímeros, los fabricantes de plásticos agrícolas, los agricultores, por supuesto, y los recicladores. Tener en cuenta la cadena de valor es importante puesto que las decisiones de uno de los eslabones afecta a todos los que siguen. Pero, con el tiempo y la experiencia, pienso que hemos alcanzado lo que podríamos denominar un modelo europeo que pone a los agricultores en el centro puesto que, al fin y al cabo, son ellos los usuarios. Por ejemplo, los Programas Nacionales de Recogida publican fichas de buenas prácticas destinadas a los agricultores, que nosotros les hacemos llegar. Estas últimas han sido acogidas con mucho entusiasmo por los agricultores porque están cansados de que se les perciba como contaminadores cuando ellos hacen grandes esfuerzos en pro de una agricultura más sostenible. Algunos de estos métodos recomendados se recibieron con cierto escepticismo, por ejemplo, cuando les pedimos que retiren la tierra de las películas usadas barriéndolas con una escoba. Sin embargo, se les explicó que las películas demasiado sucias no cumplían las condiciones necesarias para su reciclaje. Lo comprendieron perfectamente y en la mayoría de los casos cumplen lo indicado, incluso cuando ello implica un trabajo adicional.
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¿Los agricultores son entonces partes implicadas y se interesan por el diseño de nuevos plásticos agrícolas?
Sí, están a la expectativa de las novedades y son grandes consumidores de películas que incorporen reciclados. Esta es ciertamente una de las razones por las que se implican tanto como ya hemos comentado. Actualmente encontramos en el mercado numerosas películas recicladas, las de ensilaje son todo un éxito. Asistimos también a la aparición de películas elásticas fabricadas a partir de polímeros reciclados que sirven para la protección de almiares y balas. Estas todavía no son adecuadas para los invernaderos porque deberían ofrecer una vida útil de entre tres y cinco años y, sobre todo, no volverse opacas durante ese período de tiempo, algo que la incorporación de reciclados todavía no permite. Los agricultores se interesan también por los plásticos biodegradables como el PBAT, un copoliéster. Este resulta especialmente interesante para la fabricación de películas de empajado porque se biodegrada directamente en el suelo. Basta con que el agricultor lo sepulte removiendo la tierra y al cabo de unos meses ya se habrá degradado.
Los agricultores tienen también muy en cuenta la cuestión del consumo energético tanto para las máquinas agrícolas como para la calefacción de los invernaderos. Se está llevando a cabo una investigación para desarrollar una película de invernadero que incorporaría paneles fotovoltaicos flexibles, lo que supondría una notable innovación. Estos trabajos se encuentran muy avanzados y esperamos ver las primeras aplicaciones de esta tecnología en breve. |
¿Cabe esperar entonces un futuro prometedor para estos materiales?
Si, aunque ahora mismo lo que más nos interesa es el presente. Las películas biodegradables o de origen biológico están experimentando un crecimiento importante pero no debemos perder de vista otras cuestiones. Nuestro objetivo hoy es el mismo de ayer: garantizar que ningún plástico agrícola más acabe en la naturaleza al final de su vida útil. Es importante destacar que, en contra de lo que podría pensarse, los agroplásticos son absolutamente indispensables si se quiere cumplir con éxito el Green Deal, un programa lanzado en 2019 por la Comisión Europea con el objetivo de hacer una agricultura más responsable, por ejemplo, reduciendo el uso de insumos. Recordemos que un cultivo agrícola cubierto por una película significa menos pesticidas, menos herbicidas y menos consumo de agua... para una virtuosidad completa necesitamos encontrar una solución a los plásticos agrícolas al final de su vida útil. Es nuestra misión y esperamos llevarla a término a más tardar en 2030 proporcionando soluciones de recogida y reciclaje para el conjunto de los plásticos agrícolas. El modelo de gobernanza compartida representa un gran avance y es el que aporta una mayor eficacia técnica y económica.
Para saber más:
https://apeeurope.eu/welcome-to-agriculture-plastic-environment-ape-europe/