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Moda: los plásticos tienen estilo
Que los plásticos y la moda son una combinación perfecta... ¡no es nada nuevo! Usados en un inicio por su modernidad, la practicidad y la elasticidad fueron pronto sus características más apreciadas. Desde hace algunos años los diseñadores han empezado a interesarse por los plásticos reciclados debido a su vertiente moderna y ecológica.
Moda: los plásticos tienen estilo
Moda: los plásticos tienen estilo

¡Los plásticos son chic!

¡Los plásticos son chic!

Huelga decir que los plásticos trazan el camino a seguir
Llevaba botas de vinilo negro reluciente. Botas hechas para caminar o para pisotear a los hombres desleales. Nancy Sinatra y su famosa canción se convirtieron en iconos indiscutibles de los años sesenta, así como lo hicieron los plásticos, los cuales captaron progresivamente el interés de los grandes diseñadores tales como Courrège, Saint Laurent, Rabanne e incluso el más tradicional Cardin. Fue una década de atrevimiento, en la que los estilistas se liberaron de las ataduras de los todavía muy «burgueses» códigos de estilo.

 

En un momento en que las mujeres trataban tímidamente de emanciparse, los diseñadores de moda las ayudaron al permitirles resaltar sus formas y mostrar con orgullo su feminidad. La inglesa Mary Quant fue noticia con el lanzamiento de la minifalda, una prenda liberadora que, en sus propias palabras, permitiría a las mujeres correr tras el autobús sin perder la libertad de movimiento.

La sociedad siguió cambiando y los sesenta fueron escenario asimismo de la llega del prêt-à-porter que adoptó las tendencias de la elitista alta costura. La moda pasó a ser popular y accesible a todo el mundo. La gente seguía el movimiento con mayor facilidad a medida que su poder adquisitivo aumentaba año tras año.

 

Los diseñadores de moda empezaron en los años sesenta a usar intensamente los plásticos, considerados por aquel entonces como tecnología punta.

Las prendas de ropa se convirtieron en marcadores temporales y las personas «modernas» tenían que ampliar su guardarropa constantemente para mantenerse «a la última». Los talleres textiles funcionaban a pleno rendimiento y empezaban a surgir materiales sintéticos tales como las poliamidas, los acrílicos y los poliésteres. Varios factores propiciaron este fenómeno: no eran caros de fabricar, permitían un sinfín de extravagancias y su elasticidad hacía posible diseñar prendas muy ceñidas tal y como requerían las tendencias de la época. Finalmente, se consideraba que también liberaban a la mujer. Y con razón, ya que, como algunos anuncios proclamaban, estos tejidos no se arrugaban y por lo tanto no era necesario plancharlos. En esa época se vivió también la apoteosis de los pantis de nailon que convirtieron las medias y las ligas en cosa del pasado en tan solo unos pocos años.
Fue también la era de la conquista del espacio, símbolo de modernidad donde los haya. Los astronautas, ataviados con sus trajes blancos, fueron fuente de admiración e inspiración. Los diseñadores de moda se fijaron en el PVC, rebautizado como escay para potenciar su aura de elegancia, y lo usaron hasta la saciedad en una gran variedad de productos de piel y calzado. Paco Rabanne llevó el concepto aún más lejos al diseñar unas zapatillas e incluso un impermeable moldeados a partir de una única pieza de PVC. El final de la década de los sesenta vino marcado también por los primeros movimientos de protección animal. La piel fue estigmatizada. Yves Saint-Laurent se sumó a este movimiento y llenó las pasarelas de modelos que lucían bonitos abrigos de pieles multicolor hechos con materiales completamente acrílicos.
Paco Rabanne fue el primero en diseñar un vestido compuesto por un conjunto de placas de rodoide, un polímero basado en acetato de celulosa, unidas mediante pequeños ganchos metálicos. Esta prenda conceptual demostró que los materiales modernos tales como los plásticos relegarían al hilo y la aguja a los anales de la historia. El vestido inspiró a otros diseñadores los cuales siguieron desarrollando la forma de los ganchos para que fueran más fáciles de desmontar. Las prendas pasaron a ser modulares, de modo que en cuestión de segundos se podía cambiar de minifalda a falda larga. Así, la ropa podía ahora adaptarse al estado de ánimo y las preferencias del usuario.

Polímeros: los diseñadores de moda toman el control

Los aguafiestas dirán que ya está todo inventado y que la moda está inevitablemente destinada a repetirse a sí misma una y otra vez. Dejaremos esta disertación para los expertos. Lo que es cierto, sin embargo, es que los plásticos siguen siendo populares en el sector de la moda y más concretamente en los sectores de la alta costura y del prêt-à-porter de lujo. En general, los polímeros más utilizados son siempre los mismos, y el vinilo, el otro nombre con el que se conoce el PVC, se convierte cíclicamente en la estrella de las pasarelas. Su transparencia perfecta es el motivo principal de su preponderancia porque a los diseñadores de moda les gusta jugar con los efectos de la luz, especialmente cuando pueden reflejarse sobre la piel. Es también un modo de diseñar ropa que proteja sin ocultar demasiado. Durante más de 60 años, los diseñadores de moda, independientemente de si eran hombres o mujeres, han perseguido el mismo objetivo: ante todo resaltar el cuerpo femenino.
El vinilo fue una de las sorpresas de la semana de la moda de 2018. Parecía que los diseñadores de moda se hubieran confabulado, tal era la prevalencia de este material en sus desfiles. Obviamente, cuando más reconocible resultaba era cuando tomaba la forma de peculiares y singulares impermeables. La prensa especializada se sumó a la corriente y alabó los méritos del PVC, como si hubiera los plásticos chic y el resto. En cualquier caso, el vinilo en efecto destacó en la temporada 2018, especialmente porque muchos diseñadores lo usaron con cierto sentido del humor, por ejemplo, imitando las líneas de un traje muy clásico.

 

Las pieles regresaron con fuerza en 2018. Sin embargo, dado que la protección animal es una preocupación importante, ahora la piel es de poliéster o acrílica. ¡Tiene un aspecto muy real y puede hacerse en una amplia gama de deslumbrantes colores!

Mediante la copia, la inspiración u otros enfoques, los polímeros han dominado la habilidad de imitar otros materiales. En 2018, los organizadores de la London Fashion Week anunciaron con orgullo que iba a ser la primera edición en la que no se exhibirían pieles animales. Fueron los primeros brotes de un movimiento que ahora abarca todas las casas de la alta costura. Sin embargo, las pieles están lejos de ser cosa del pasado, especialmente cuando se usan en los cuellos de abrigos o parcas. Aunque la piel sintética existe desde hace ya algún tiempo, gracias a los últimos avances se han logrado polímeros bonitos y brillantes e incluso más suaves y sedosos. Los acrílicos y los poliésteres son las estrellas en este ámbito, y se necesita tener muy buen ojo para poder distinguir entre las pieles verdaderas y las sintéticas.

Accesorios: los polímeros se ponen en cabeza

También los accesorios recurren a los plásticos para diferenciarse del resto. Chanel no tuvo ningún reparo en diseñar un sombrero de PVC transparente y no fue ni de lejos la única firma de moda que sucumbió a los encantos de este material «tan chic».

© Echo’Aveyron

Hugo Matha, un joven diseñador de artículos de piel, combina con éxito plásticos como el PMMA y materiales de lujo.

Descubierto hace ya tiempo por los «fashion addicts», a Hugo Matha, un joven diseñador de productos de piel, le gusta usar diferentes materiales para sus creaciones y, por supuesto, utiliza los plásticos con alegría y no duda en combinarlos con materiales tradicionalmente más lujosos. Uno de los bolsos de la colección Carine, por ejemplo, se creó usando piel de aligátor y PMMA. Un experimento atrevido, pero cuyo resultado es tan sorprendente como elegante.

Este tipo de experimento se puede encontrar también en las creaciones de los fabricantes de calzado de lujo Gianvito Rossi y Louboutin, que suelen utilizar el PVC para las transparencias. Acne Studio, por su parte, trató de versionar un objeto de culto, las sandalias de goma para la playa, añadiendo piel en sus diseños, pero conservando el elemento más emblemático: su estructura de PVC.

Posteriormente, y esta es una de las normas de este universo, marcas más orientadas al consumidor se inspiraron en las creaciones de los diseñadores de prestigio. Sus productos muestran distintos grados de talento a la hora de recrear los diseños ajenos.

 

En Japón, por ejemplo, la marca Beams Couture colaboró con Ziplock, un conocido fabricante estadounidense de bolsas de congelación de polietileno de baja densidad, para ofrecer una línea de accesorios diseñados utilizando las mismas bolsas transparentes.

Y... ¡funcionó! Los adolescentes japoneses se apuntaron inmediatamente a la nueva tendencia y empezaron a lucir con orgullo unos gorros transparentes que tenían el logotipo de una marca de bolsas para alimentos.

© Beams Couturere

La marca japonesa Beams Couture convirtió con éxito una bolsa de congelación de polietileno normal en un accesorio de última moda..

Las impresoras 3D siguen cosechando éxitos

Todavía recordamos el entusiasmo que despertó la diseñadora neerlandesa Iris Van Herpen al usar varios tejidos sintéticos para crear prendas de ropa con unos efectos visuales asombrosos. La diseñadora sigue persiguiendo este objetivo, buscando constantemente nuevos materiales y técnicas de fabricación innovadoras. Su último golpe de ingenio no pasó desapercibido. Y con razón, pues ha sido la primera diseñadora de moda en usar una impresora 3D para dar vida a sus creaciones. Para ello, colaboró con la Universidad de Tecnología de Delft (Países Bajos) para desarrollar una técnica de impresión híbrida que combina un polímero impreso en 3D con tejido natural. Los motivos plásticos se imprimen directamente sobre una pieza de tul. Según el equipo de Delft, es una verdadera proeza de la tecnología que todavía se mantiene en secreto. Por lo tanto, es difícil aventurar cuáles fueron el polímero y la técnica utilizados. Todo lo que sabemos es que el vestido consiste en paneles de 30 cm por 30 cm que posteriormente se unen usando técnicas de costura tradicionales. Un solo vestido requiere 260 horas de impresión y 60 horas de trabajo manual para el montaje.

© Iris van Herpen

Siempre a la vanguardia de la innovación, Iris van Herpen utiliza un polímero impreso en 3D para elaborar algunos de sus tejidos.

Aparentemente, Iris Van Herpen no ha sido la única diseñadora en interesarse por estas nuevas tecnologías. En España, el Centro de Tecnología Eurecat ha desarrollado con éxito una impresora 3D capaz de imprimir continuamente PLA, un polímero biológico, sobre todo tipo de tejidos. La innovación en lo que respecta a la maquinaria, en comparación con la que se desarrolló en los Países Bajos, consiste en que esta tecnología permite que ahora se pueda imprimir el rollo de tela en su totalidad en lugar de imprimir piezas individuales más pequeñas. Las patentes se encuentran todavía en proceso de tramitación, pero esta técnica podría ciertamente revolucionar completamente el sector textil cuando su uso comience a extenderse.

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