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El primer plástico: todo empezó con una bola de billar

La historia de la bola de billar se encuentra íntimamente vinculada a la del celuloide, considerado el primer polímero artificial de la historia. El origen del celuloide se remonta a la Guerra de Secesión estadounidense (1861-1864), en pleno embargo económico impuesto por los estados del norte a los del sur.
El primer plástico: todo empezó con una bola de billar
El primer plástico: todo empezó con una bola de billar

Un concurso para encontrar un sustituto al marfil de los colmillos de elefante

En ese momento, el billar se encontraba en la cima de su popularidad. Sin embargo, al aumentar el número de aficionados a este juego, surgió un problema. Aunque pueda parecer extraño, el problema se debía a la poca disponibilidad de elefantes, que por aquel entonces empezaban ya a escasear. Durante más de dos siglos, el marfil de los colmillos de elefante había sido el único material con el que se podían fabricar las bolas de billar, hasta que no hubo marfil suficiente para responder a la creciente demanda, puesto que con cada colmillo… ¡tan sólo se obtienen de 4 a 5 bolas!
La guerra civil y el embargo impuesto a los estados del sur hicieron imposible la importación de este preciado material y pusieron fin a su comercialización.

Un pequeño corte para un gran descubrimiento

Viendo peligrar su negocio, el fabricante de accesorios para billar Phella and Collender tuvo la idea de organizar un concurso en el que se ofrecía una recompensa para quien encontrara un sustituto a ese material prohibido en ese momento. El joven inventor John Wesley Hyatt inició su investigación usando nitrato de celulosa. Pero tuvo un accidente y se cortó en un dedo. Mientras se curaba la herida, observó que el colodión (un antiséptico utilizado en esa época) vertido accidentalmente en la preparación en la que estaba trabajando hizo que esta se endureciera.
Convencido de haber dado con el descubrimiento del siglo, prosiguió con la investigación. Tuvieron que pasar otros siete años hasta que encontró la solución añadiendo alcanfor. La patente se registró el 12 de julio de 1870: había nacido el celuloide y con él se iniciaba el camino hacia lo que más tarde se conocería como «el plástico».

El celuloide se utilizó durante algún tiempo para fabricar bolas de billar, pero era demasiado frágil para resistir el impacto de las bolas entre ellas y, finalmente, fue reemplazado por otros materiales sintéticos como, por ejemplo, la baquelita, en el siglo XX. Actualmente, las bolas de billar están hechas principalmente de resina fenólica, un material que se comporta de forma similar al marfil y que presenta además algunas cualidades adicionales: las bolas se ensucian menos, quedan perfectamente esféricas y son más duraderas.

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