Con los polímeros llegamos más alto, nos movemos más rápido y nos volvemos más fuertes
Plásticos acrobáticos
Aunque la evolución de los materiales, especialmente los polímeros, desempeña un papel decisivo en las competiciones del mundo del motor, su contribución cuando los participantes deben recurrir a sus músculos para superar sus límites tampoco es desdeñable. Si bien es cierto que el conocimiento cada vez más profundo del cuerpo humano permite decidir con mayor precisión en qué centésima de segundo impulsarse desde el bloque de salida, también es cierto que, como cualquier otro organismo vivo, nuestro cuerpo tiene sus límites. Sin la ayuda de los equipos cada vez más eficientes, muchos de los récords no se habrían logrado. Por otro lado, a veces los atletas han tenido que modificar su técnica para adaptarla a ellos. Los esquiadores, por ejemplo, tuvieron que modificar su técnica de giro con la llegada de los esquís parabólicos en los años noventa.
Esta «restricción» no afectó a los esquiadores de velocidad, una disciplina de esquí alpino que consiste en descender en línea recta lo más rápido posible para batir una marca. Los récords más recientes tanto femenino como masculino los ostentan deportistas italianos: 247 km/h en el primer caso y 255 km/h en el segundo. Desde 1932, fecha oficial del primer récord mundial, la velocidad alcanzada por los esquiadores prácticamente se ha doblado. ¡Estas marcas han sido posibles gracias a la evolución de los equipos utilizados! Al igual que sucede en la Fórmula 1, la normativa internacional establece un peso máximo para los equipos (casco, botas, esquís, etc.) con el fin de garantizar la seguridad de los esquiadores, teniendo en cuenta que a mayor peso, mayor es la velocidad. Por lo tanto, los esquís, incluidas las fijaciones, no pueden pesar más de 15 kilos. El núcleo sigue siendo de madera o metal, pero se encuentra encapsulado entre dos capas de poliamida o material compuesto de epoxi reforzado con fibra. Estos materiales son lo bastante ligeros y, sobre todo, lo bastante rígidos como para evitar vibraciones en el esquí, que a esas velocidades podrían ser fatales.
Perfectamente hermético y capaz de deslizarse a través del aire, el vinilo es el material perfecto para diseñar trajes de esquí de velocidad. |
Sin embargo, indudablemente es en la base, es decir, en la parte del esquí en contacto con la nieve, donde más se ha investigado. En los esquís modernos está hecha de polietileno, un polímero que facilita el deslizamiento. Su superficie no es lisa sino que presenta una serie de muescas casi imperceptibles. Estas micromuescas generan un cojín de aire que se calienta por efecto de la fricción y derrite la nieve convirtiéndola en agua. De este modo se optimiza el deslizamiento porque, en contra de lo que suele creerse, un esquí se desliza mejor sobre una fina capa de agua que sobre hielo. |
Para superar las escasas décimas de kilómetros por hora necesarias para batir el récord, el esquiador deberá perfeccionar además su aerodinámica. La única solución es un traje hecho de vinilo y látex. Los trajes son herméticos y favorecen el flujo del aire alrededor del cuerpo. Están confeccionados a medida e incorporan además unos alerones hechos de policarbonato o carbono, materiales muy rígidos que no se deforman a altas velocidades. Por supuesto, estos deportistas de élite llevan además un casco diseñado para cortar el aire que, por las mismas razones, está hecho de fibra de vidrio y fibras de Kevlar moldeadas a mano y recubiertas con resina epoxi.
Los polímeros adoran la velocidad
En el mundo del ciclismo son muchos los récords a batir, pero el más prestigioso es sin lugar a dudas el récord de la hora, que consiste en cubrir la distancia más larga posible en tan solo una hora. Lo intentó por primera vez el francés Henri Desgrange en 1893, que cubrió 35,3 km. Desde 2019, ostenta el récord el belga Victor Campenaerts, que cubrió 55 km, es decir, 20 km más. Su éxito no solo es fruto de una gran preparación. En 130 años, se ha pasado de las bicicletas de acero a verdaderos bólidos hechos completamente de materiales compuestos.
Estas bicicletas se prueban en un túnel de viento y no tienen nada que ver con las bicicletas de paseo corrientes. El marco no es un conjunto de tubos sino que está formado por dos semicarcasas de carbono y resina pegadas entre ellas. Las ruedas son perfiles, lenticulares en el caso de la rueda posterior, y con tres radios anchos, parecido a una hélice de aeroplano, en el caso de la anterior. Y, por supuesto, están hechas de materiales compuestos. Tan solo la cadena, los piñones y el conjunto de platos y bielas son de metal. |
Es imposible batir el récord de una hora en bicicleta sin recurrir a una máquina diseñada específicamente para ello. ¡Una vez más, el carbono y la resina son los protagonistas! |
Por lo que se refiere a los frenos, la pieza en contacto con la rueda está hecha de caucho natural, pero la carcasa es de poliéster, un polímero poco deformable y muy ligero. En definitiva, se trata de una máquina diseñada exclusivamente para batir récords en la pista pero que no puede utilizarse en terrenos ordinarios.
Los plásticos reciben una ducha de agua fría
Los primeros trajes de natación aparecieron a finales de los años noventa, ¡y fueron una auténtica revolución! En menos de una década, se batieron cientos de récords mundiales. Se deslizan sobre el agua mejorando la hidrodinámica del nadador. Inicialmente estaban hechos de silicona o poliamida y elastano, se confeccionaban a medida y, por supuesto, exclusivamente para los mejores deportistas con potencial para ser campeones olímpicos, por medio de una relación contractual con los fabricantes. Este privilegio fue tolerado hasta los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. Durante esas olimpiadas, la marca Speedo ofreció un nuevo modelo de traje hecho principalmente de un poliuretano muy innovador que proporcionó un gran rendimiento. Diseñado en colaboración con la NASA y el Instituto Australiano del Deporte, el traje ayudó a los nadadores a superar varios récords. ¡Apenas dos meses después de su lanzamiento se habían batido 35 de los 37 récords mundiales! Inspirado en la piel de los tiburones, el traje reducía la resistencia en un 5 %, especialmente gracias a los paneles perfilados de poliuretano que ayudaban a mantener el bañador en posición horizontal. Además, el bañador en lugar de costuras utilizaba adhesivo para eliminar fricciones. La ventaja competitiva que proporcionaba el traje se hizo tan evidente que en 2009 la Federación Internacional de Natación prohibió su uso. Será muy difícil llegar a batir las marcas logradas durante ese período.
Los trajes de poliuretano de alto rendimiento ayudaron a batir numerosos récords. Posteriormente, la Federación Internacional de Natación los prohibió al considerar que proporcionaban una ventaja injusta. |
Los polímeros dan un pequeño gran salto
Las innovaciones en las equipaciones, tanto por lo que se refiere a la ergonomía como a los materiales utilizados, son un factor determinante cuando se trata de batir récords. Este tema se ha tratado con detalle en algunos de nuestros artículos anteriores (Plastics on the starting blocks y Balón de Oro para los plásticos). Los materiales mencionados en esos artículos, especialmente diseñados para los deportistas, tienen algo en común: se encuentran en constante evolución. Estas innovaciones se basan principalmente en la capacidad de los polímeros para mejorar extraordinariamente el rendimiento de las equipaciones: los marcos de raqueta de tenis hechos de epoxi, carbono y poliéster híbrido junto con las cuerdas de fibra Kevlar permiten sacar a 260 km/h; una combinación de distintos polímeros permite hacer unas zapatillas más confortables y dinámicas con las que el usuario correrá la maratón en menos de 2 minutos; y mucho más.
Los ejemplos donde los polímeros han ofrecido un aumento de rendimiento son numerosos, aunque todavía hay una disciplina en la que ocasionalmente se bate algún récord sin que haya habido una evolución significativa en los equipos. Se trata del salto de pértiga. Las pértigas estaban hechas inicialmente de bambú y posteriormente este fue reemplazado por el metal. En los años ochenta surgió el tándem formado por la fibra de vidrio y las resinas poliméricas. Se establecían nuevos récords con cierta frecuencia y en 1985 el saltador de pértiga Sergey Bubka fue el primero en superar los 6 m. El récord mundial actual masculino es de 6,18 m y el femenino de 5,06 m. Puede parecer un progreso pequeño, pero en esta disciplina cada centímetro ganado es una auténtica proeza.
A pesar de la multitud de intentos, los saltadores de pértiga siguen fieles al material compuesto de fibra de vidrio y resina polimérica. |
¿Podemos atribuir este logro al tándem de carbono y resina polimérica? La respuesta es no. A pesar de los numerosos intentos, enseguida quedó claro que las pértigas de carbono eran más ligeras pero también resultaban más frágiles y tendían a romperse. Tanto atletas como fabricantes prefirieron, como es natural, seguir usando la fibra de vidrio. Perfeccionaron el proceso de fabricación ajustando la proporción de material a utilizar en cada lugar. También adaptaron las pértigas según la morfología y técnica de cada deportista.
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Por último, cabe señalar que además de elevarse hasta lo más alto es igual de importante caer sin lastimarse. Una vez más, a la hora de ofrecer protección, los polímeros son imbatibles. Tales saltos serían imposibles sin las colchonetas y bloques de caída que reciben con seguridad al saltador que se desploma desde el equivalente a una altura de dos pisos. La aparición de los bloques hechos de espuma de polipropileno expandido y/o espuma de poliuretano facilitó mucho las cosas y ha contribuido en buena medida a la consecución de cada nuevo récord. Nunca, o raramente, reciben el reconocimiento que merecen, algo que deseamos destacar aquí.