"Baquelita®": El mayor descubrimiento de finales del siglo XIX
En 1909, el químico estadounidense de origen belga Leo Baekeland desarrolló el primer polímero sintético de la historia industrial, que registró con la marca "Baquelita®". Ligero, resistente al calor y a muchos productos químicos, este nuevo polímero demostró ser un excelente aislante, y fue adoptado por la industria de la construcción eléctrica. Primer plástico termoendurecible, se utilizó rápidamente en una amplia gama de aplicaciones industriales, desde la fabricación de carcasas de radios y teléfonos hasta joyas y juguetes. Con su aspecto lacado, se convirtió en el material favorito de los diseñadores de electrodomésticos.
En 1930, la empresa sueca Ericsson encargó al artista noruego Jean Heiberg que diseñara la forma del primer teléfono de "baquelita®", con el fin de producir en serie una herramienta de comunicación que hasta entonces había estado reservada a una clientela adinerada. Estaba hecho para durar: irrompible, infatigable, sin pilas ni otros accesorios, nunca se estropearía.
Inicialmente se ofreció en versión negra, y unos años más tarde se lanzó una lujosa versión "blanco marfil".
Desde hace tiempo, el famoso termoplástico ha sido suplantado por nuevos plásticos más ligeros, más fáciles de fabricar, más eficaces, más coloridos... Pero para regocijo de los nostálgicos, los amantes del diseño y los decepcionados por los aparatos de alta tecnología, estos teléfonos simplistas de aspecto retro chic vuelven a resurgir. Considerados de culto, los viejos teléfonos de "Baquelita®" tienen una segunda vida como objetos de coleccionista.