El pequeño envase amarillo que revolucionó los desayunos
Durante décadas, un pequeño envase amarillo ha estado omnipresente en la mesa del desayuno de millones de niños en todo el mundo: el bote de Nesquik, el chocolate soluble más popular del mundo entero. Un envase que inspira la sonrisa de los niños en el desayuno, con el que se reencuentran con alegría a la hora de la merienda después del colegio. Es sinónimo también de una serie de personajes, las mascotas de la marca, cuyo nombre y aspecto varía según los países: el emblemático Groquik francés, también conocido como Quikaras en Grecia durante los años ochenta, al que más tarde, en 1990, sustituiría Quicky; el canguro Kangurik en Portugal; y, por supuesto, el incombustible conejo Quicky, la mascota internacional de la marca desde 1973 en EE. UU., en Alemania y en todo el mundo.
Mítico para grandes y pequeños, este envase de polietileno de alta densidad (HDPE) nació en Estados Unidos en 1984, se comercializó en Europa en 1950 y empezó a distribuirse por todo el mundo a principios de los sesenta. Sus cualidades son numerosas: es robusto, fácil de usar para los más pequeños, se cierra con facilidad, tiene una forma que facilita su almacenamiento, es completamente hermético y se puede reutilizar.
Sin embargo, parece que el famoso envase amarillo ha llegado al final de su carrera. Aunque su desaparición no será inmediata, pronto compartirá el espacio en los expositores con un nuevo envase: una bolsa de cartón moderna y reciclable diseñada para ser más respetuosa con el medioambiente y que se comercializará, en una fase inicial, en cinco países europeos.